"Las ideas son menos interesantes que los seres humanos que las inventan" FranÇois Truffaut

jueves, julio 23, 2015

Irse de putas/putos. Sexo y capitalismo

Manuela Carmena interpelando al Papa sobre sexualidad es como ver a pasear a Fouché y Talleyrand  del brazo, el vicio apoyado en el crimen.  Le pregunta la alcalde de Madrid al alcalde del Vaticano "¿por qué uno se va de putas?".  El puritanismo apoyado en el prohibicionismo.  Mejor que al Papa, podría preguntar Carmena sobre el oficio más antiguo del mundo a los chimpancés que también lo practican, como cuento en la reseña sobre el cómic de Chester Brown Pagando por ello: Memorias de un putero que reseñé en Libertad Digital.


El argumento de Brown para preferir a las prostitutas es de índole epicúrea, ya que satisface su necesidad de placer sexual sin tener que sufrir los desequilibrios emocionales relativos al amor romántico, los equívocos habituales de la seducción o los problemas de convivencia de la burguesía habitual.  Al Papa sospecho que le gustaría más una actitud estoica, de represión del deseo sexual.  Y Manuela Carmena, el ya clásico resentimiento de las feministas de la ideología de género contra los hombres que les lleva a querer prohibir todo conducta no normalizada y convencional dentro del paradigma de lo que denominan "nueva masculinidad", que no es más que un plan para convertir a los hombres en eunucos y así no percibirlos como una amenaza.

Lo que une a Manuela con Francisco es el aroma a capitalismo que tiene la prostitución.  Si el sexo fuera de ataduras emocionales ya les parece malo.  lo que lo convierte, además, a sus ojos puritanos en diabólico es que haya dinero de por medio.  Y en la cultura cristiana solo hay una cosa más sucia que el sexo: el vil metal.

Es también significativo que Carmena no se pregunté, tan aficionados como son los paladines del género a desdoblar las terminaciones, por los putos.  Porque haberlos, haylos y sus clientes son también fundamentalmente hombres. En Amigo/Amado, Ventura Pons planteaba la historia de un profesor de literatura que se encuentra con la sorpresa de que su último prostituto, que también resulta ser su mejor alumno, es el que más se merece su Testamento






1 comentario:

Carla Mila dijo...

Quizá los estereotipos están demasiado marcados.
En el caso de la prostituta se le desnuda de sus valores naturales realizando la carga sobre una frivolidad que nunca es real, Sólo son poses.
Carla Mila